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miércoles, 15 de junio de 2011

Baloncesto ACB play off final (partido3º) 2011

Crónica

Regal Barça toca el cielo en el infierno de Miribilla (55-64)
¡El Regal F.C. Barcelona es el nuevo campeón ACB! El equipo blaugrana ha sentenciado por 55-64 en Miribilla, ante un rival volcado con una afición de 10. Juan Carlos Navarro, MVP de la Final




55-64
0-3




Bilbao, 14 Jun. 2011.- ¡Regal Barça, campeón ACB! El cuadro blaugrana, con un excelso Navarro (16 puntos), coronado como MVP, se proclamó campeón liguero al vencer por 55-64 a un bravísimo Bizkaia Bilbao Basket que rozó durante muchos minutos forzar el cuarto encuentro.

Los barcelonistas, 364 días después de su pesadilla vitoriana, sobrevivieron al infierno de Miribilla, que vivió uno de los ambientes más especiales e impactantes que se han visto en Europa en los últimos años. También a la inspiración local en el primer cuarto, coloreada de negro con una ilusión desbordante. Los bilbaínos, con un enorme Mumbrú, salieron como un tiro (19-12, min.10), si bien Ndong lideró la reacción visitante en el siguiente acto: 29-30.

El encuentro, bello e intenso a pesar de la escasez de puntos, entró en una fase de alternativas traducidas en enormes parciales para un equipo y otro que solo añadían más emoción antes del último cuarto (47-48), en el que la templanza de Lorbek, la templaza de Sada y la asfixiante defensa barcelonista se encargaron de sentenciar el partido , la Final y la ACB (55-64).

Todo a favor de un Regal Barça que completó un Playoff soñado, coronado con un 3-0 ante un rival que será recordado por su capacidad de soñar, que contagió a su afición y a todo el baloncesto ACB.




Mumbrú calienta el infierno

No era un mito. No era una leyenda. El Efecto Miribilla existe, vaya si existe. Y hace estremecer al ser más frío. Imposible explicar qué se vivió en Bilbao cuando la luz dio paso a la penumbra, a ese negro con toques psicodélicos que vistió de infierno la final para el Regal Barça. 8.592 soñadores con gafas negras que chillaban con espíritu inconformista, dispuestos a no rendirse al influjo de un 2-0.

Un ambiente único, impactante, tan descarado que por sí mismo era capaz de influir en la cancha y por sí solo merecer una crónica segunda crónica aparte para explicar cada cántico y palmada dada en pos de un sueño. ¿Cómo no enchufarse desde el inicio? ¿Cómo no pedirle a Aaron Jackson que el primer balón que tocase no se lo tirara? Lo hizo, tras atrapar un rebote, correr al otro lado de la pista teniendo únicamente la canasta en su cabeza y levantarse a cinco metros del aro. Anotó, claro.

No obstante, si a alguien miró a los ojos la inspiración durante el primer periodo fue a un Álex Mumbrú descomunal (12 de valoración), que decidió caldear aún más el ambiente con unas gotas de su mejor baloncesto. Más bien el tarro entero. 9 puntos casi seguidos, con gancho sacado desde las mismas tinieblas que derivó en 2+1, reverso, y un par de canastas consecutivas con una superioridad insultante en la zona, le daban desde el inicio la superioridad a un Bizkaia BB que apretaba en defensa: 13-10 (min.6).

Tanto, que el Regal Barça se quedó sin ideas, negado en el lanzamiento exterior (0/6) y sobreviviendo solo por el rebote ofensivo. Demasiado poco para contener a un equipo sobreexcitado, en que Warren y Banic tomaron el testigo de Mumbrú justo antes de que Fisher pusiera la máxima para terminar el primer acto (19-12) con un triple que le dio más fuego al fuego. Sí… había final.





Ndong, sin escrúpulos

Diez minutos le habían bastado al cuadro de Pascual para entender que los dos partidos del Palau no tendrían nada que ver con el tercero. En Miribilla no se pasea, se sufre. Había que ponerse el mono de trabajo antes de que fuese demasiado tarde. Y lo hizo, con una puesta en escena más sobria que espectacular que varió completamente el escenario de inicio.

Los secundarios al rescate. Morris avisaba con un mate tras rebote ofensivo, Ricky le daba velocidad y coherencia al juego barcelonista y el resto lo aportaba un Ndong que se bastaba y sobraba por sí solo para nivelar el choque. El senegalés olía cada rebote, tocaba cada rechace que escupía el aro, intimidaba en defensa y, como guinda, se dejó ver en ataque, para completar el 0-7 inicial con un tiro libre y empatar el encuentro a 19.

Los hombres de negro parecían haberse ahogado en su propia oscuridad, aunque tras casi cuatro minutos de sequía en ataque, Banic bailó en la zona lo suficiente como para descongelar a su equipo, que volvió a crecerse tras triple de Blums y un par de decisiones protestadas por su público: 25-19 (min.16). Sin embargo, el choque era una noria de ida y vuelta y después del 0-7 y la réplica del 6-0 tocaba un nuevo 0-5 barcelonista tras triple de Navarro. Mero anticipo al último show de Ndong, principal culpable de la sangría en el rebote (4-13) que sufrió el conjunto local.

Nombre y cara de bonachón, Boni no mostró escrúpulo alguno para acabar el trabajo que inició al principio de cuarto. Las remontadas no se culminan hasta que uno se pone por delante y, con varios rebotes imposibles y un par de canastones, el cuadro catalán por fin veía el partido desde un punto más elevado que su rival: 27-28. Ingles, en los últimos segundos del cuarto, se encargó de certificar la iniciativa blaugrana (29-30) antes de ir a vestuarios con un partido nuevo e imprevisible aún por jugar. Solo duraría 20 minutos.





Cuando nada cambia...

Tenía hambre. Hambre de campeón. El Regal FC Barcelona, muy superior en el segundo cuarto a su rival, salió en el tercero dispuesto a romperlo por la vía rápida. No se dejó intimidar por el bello enceste inicial de Blums y se dejó llevar por un Navarro con ansias de MVP.

¡Falla una! ¡Falla una, j...!, le espetaban desde la grada en el calentamiento tras una serie de quince o veinte triples seguidos sin fallo. Navarro no sabe conjugar ese verbo. El primer golpe, su conexión con Lorbek, que acertó desde el 6,75. Segundos después de otra canasta de tres puntos de Anderson, aparecía con cinco puntos consecutivos -dos tiros libres y otro triple- para dejar helado a la parroquia bilbaína: 33-41. La anestesia del MVP.

En menos de tres minutos, el 2-11 ponía muy cuesta arriba el encuentro para los hombres de negro, que parecen empeñados en demostrar en Playoff que tienen más vidas que un super-héroe en un videojuego para niños. El Bilbao Basket nunca muere. En todo caso, cae en letargo. Y los despertares son explosivos, siempre de la mano de un Aaron Jackson que cuando corre despega. Y su equipo con él, claro.

Seis puntos, seis. Homenaje a la velocidad, al descaro, un enfant terrible en cuerpo de base burlón, con suficiente confianza como para intentarlo todo y suficiente talento como para conseguirlo. 6-0 y mano al ojo, con gesto al público y mensaje al partido: “No estamos muertos”.

Cuando más apretaban los locales, Sada consiguió adormecer el choque y bañar con impotencia a su oponente. Dos rebotes en ataque, desafiando la lógica de los centímetros, y una penetración volvían a alejar a los barcelonistas (41-48, min.28), aunque cuando Víctor se sentó en el banquillo, los bilbaínos replicaron con un nuevo parcial de 6-0, aderezado con robo y canasta sobre la bocina de Fisher. Habían pasado tantas cosas… que nada había cambiado: 47-48. Es el encanto del basket.





Regal Barça se viste de campeón

No iban de farol. Ni el primer cuarto fue un espejismo ni uno se convierte en finalista por casualidad. Los de Katsikaris habían sobrevivido el empuje de su rival y salvado una bola con aroma a match-ball con ese esprint final. El próximo golpe dolería más. Tenía que ser el capitán, un Marko Banic que nació en Zadar como podría haberlo hecho a las orillas del Nervión, el que pusiera por delante a los suyos tras coger el rebote de su propio fallo: 51-50 (min.33). Sería la última vez que el Bizkaia Bilbao Basket mandase en el Playoff. En la final, en toda una Final ACB, que se dice pronto. Resultó fugaz ese instante final, sí, pero les supo tan bien...

Sada regresó a la pista tras el 10-2 en su ausencia para refrescar las ideas de un Regal Barça asfixiado en la defensa bilbaína. El líder Navarro, con una bomba engrandecida por su adicional, le daba a su equipo una ventaja que ya no perdería y Joe Ingles se crecía para trazar un eslalon solo imaginado en su mente que volvía a abrir brecha: 51-55 (min.35).

“Setecientas vidas para un sueño”. Lema. Tatuaje a fuego, simbolismo de un equipo que nunca deja de luchar, que nunca deja de creer. Mumbrú, con otras dos canastas consecutivas, estiraba la emoción, mas el Regal Barça guardaba un as escondido. Un as frío, gélido, que narcotizó con su sangre de horchata la primera batalla y que volvió a hipnotizar con su sencilla frialdad el partido definitivo, con cuatro puntos seguidos para hacer agonizar al Bizkaia BB: 55-59 (min.37). A esas alturas de la película, esa brecha era

Cuando Aaron Jackson falló a la siguiente jugada, el título ya tenía inscrito las letras del campeón Regal Barça, que certificó su campeonato en el carrusel final de tiros libres para celebrar, con el ardiente y orgulloso Miribilla de testigo, ese campeonato que le obsesionaba desde su naufragio baskonista de un año antes.

"Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es", escribía Jorge Luis Borges, fallecido un día como este de hace 25 años. Y cada hombre del Regal FC Barcelona sabe hoy, con certeza, quién es y para qué luchó durante toda una temporada. Es el campeón, es el rey de la ACB 2010-11.

En Bilbao aún aplauden. Tienen motivos, tienen orgullo, tienen historia. En Barcelona ríen. Hoy son un poquito más grandes.

lunes, 13 de junio de 2011

Baloncesto ACB play off final (partido2º) 2011

Navarro acabó resolviendo con 20 puntos un partido que el Regal Barça encarriló en el segundo cuarto con varias acciones brillantes. Los bilbaínos estuvieron mucho más cerca, pero todavía algunos pasos lejos de saltar la muralla.


74-67
2-0



Barcelona, 11 Jun. 2011.- Segundo golpe para los azulgrana (74-67), que no vivieron tan plácidamente como en el primer encuentro, pero acabaron defendiendo con solidez una ventaja adquirida en el segundo cuarto. Y eso pese a todo lo que fue capaz de lograr el Bizkaia Bilbao Basket. Que se puso a cuatro en la recta final, cuando aparecieron Erazem Lorbek (5 tantos decisivos) y el genio Juan Carlos Navarro (20 puntos) para ponerle los límites claros al mundo.

Un mundo de un Regal FC Barcelona superior por momentos, con brillantez en el segundo cuarto y en los dos últimos minutos, donde se situó el epicentro del partido. No les faltaron a los de Xavi Pascual dificultades ofensivas, ante una defensa presionante y muy dura de los de Fotis Katsikaris. Mas la solidez defensiva, la estructuración en la telaraña llegó a desesperar por momentos a los bilbaínos. Vasileiadis lo puso todo en un suspiro, con dos triples, pero deberán esperar todavía los bilbaínos para lograr el punto. 2-0 para el Regal FC Barcelona. ¿Las buenas noticias para Bilbao? Haber resuelto allí donde más habían sufrido y tener la impresión de que, si algo se puede lograr ante el coloso, está un poco más cerca que dos noches atrás.

Remediando viejos males





Katsikaris empezó el partido buscando darle la vuelta a la evidencia de la desventaja en altura interior del Bizkaia Bilbao Basket, con Alex Mumbrú (12 tantos) al poste bajo ante Alan Anderson. Allí donde la altura sí favorece a los vascos. Tan sólo eran dos jugadas iniciales, más una canasta de Hervelle que Navarro se encargaba de desballestar con un triple: empate a 3.

El punto extra de dureza defensiva dejaba un marcador bajo en los primeros minutos. Los bilbaínos presionaban muy arriba a los hombres exteriores, incluso con los flash de los interiores, impidiendo así que pudieran surtir de balones a Lorbek-Perovic, la pareja azulgrana inicial. El primer balón franco para un interior no llegaba hasta pasados cinco minutos, cuando Lorbek ponía el 7-5 en un marcador rácano. El Regal Barça no se sentía tan cómodo como dos días atrás. Tampoco el Bizkaia Bilbao vivía a placer, protestando a los colegiados una supuesta falta sobre Mavroeidis y la diferencia en personales señaladas (2-4 a los seis minutos). Nadie contento, como en ese guión no tan rentable como querría el productor ni tan libremente creativo como desearía el director.

Los azulgrana se mantenían en ventaja (10-7), pese al escaso acierto ofensivo (2/7 en lanzamientos de campo y 5 pérdidas ocho minutos). Los tiros libres le daban esa pequeña renta. Que no el confort. Bastaba con que Mavroeidis hilara un par de canastas continuadas para alcanzar un igualadísimo 12-11 y equilibrar esa batalla interior que tan desventajosa había sido para los vascos en el choque inicial. El primer paso del remedio a sus males estaba dado: igualdad en el rebote al terminar el primer cuarto (8-8) y ventaja en puntos de los interiores para los de Katsikaris (8, por 4 de los culés).

La concatenación brillante

Rompía la monotonía que creaban los errores un brillante pase de Ricky Rubio para alley-oop de Fran Vázquez. Una luz entre la sombría relación del partido con el aro. Una luz que se convertiría en potente foco justo a partir de ese momento. Punto de inflexión. El 18-14 con 13 minutos jugados ya sabía un poco diferente. Mejor. Y, a partir de ahí, el Regal Barça enlazaría una serie de acciones de gran nivel que lo cambiaban todo. Tan sólo sería un 10-5 de parcial, pero la mejora de la multiplicación del nivel y la lucidez de las acciones culé lo hacían mucho mayor. La salsa la mejoraba Joe Ingles con un tiro lejano –y bien punteado– sobre la bocina. Y subiendo un escalón más con Morris sorprendiendo con pase de béisbol desde el saque de fondo: canasta de Ricky Rubio, más tiro adicional.

La brillantez la concluía el que la inventó. Navarro anotaba uno de sus triples para poner el 26-17. Acto seguido, el Bizkaia Bilbao Basket perdiera un balón, y el de Sant Feliu aplaudía al público, que se lo devolvía multiplicado por 7.000.

Tiempo muerto. Algo preocupaba a la mente griega.

Los bilbaínos volvieron a anotar tras la puesta en orden de Katsikaris, de la mano de Mumbrú, pero los blaugrana ya se manejaban en diferencias de dobles dígitos gracias a los triples (Ingles y Anderson). Fran Vázquez ejemplificaba esa prensa del primer partido con un poderoso mate a una mano, que unos prestos Josh Fisher y Janis Blums (15 tantos) se encargaban de desmitificar desde el 6,75 (34-28). “Vamos a instalar el partido en ese arco”, decía Terence Morris (37-28). “Los mates tampoco están mal”, parecía contestarle Anderson en la siguiente jugada, destrozando el balón dentro del círculo tras recoger un rebote ofensivo.






Ese mate había elevado el fuego del partido a nivel entorno. La tensión entre Anderson y Mumbrú había desatado las pasiones. Se sucedían las protestas, los ánimos encendidos, las miradas y las llamadas a la calma arbitrales. Con tensión, ventaja azulgrana (40-31) y un Bizkaia Bilbao que sabía que había salvado el punto de ruptura que había lanzado el Regal Barça.

Tan salvado que, si al empezar, Blums anota un triple, se ponen sólo a 6. Y Lorbek oye, con el balón en las manos, los pitos acuciantes del pequeño Miribilla barcelonés. Consciente, Sada se puso a llamar a la masa dominante, la azul y grana, con dos contraataques, uno que le inventaba a Ingles y otro que resolvía él mismo. 44-34: espejismo bilbaíno. Oasis que alejaba de nuevo el australiano, colocándose como máximo anotador del partido con un 2+1. El Regal Barça había devuelto ya esa ventaja superior a los 10.

Bilbao volvía a sufrir, desaparecido Aaron Jackson y sin hallar formas de creación ofensiva como en el segundo cuarto, ante un Regal Barça cada vez más ordenado, presionante y serio defensivamente. Sólo la presión defensiva de la primera línea bilbaína permitía el statu quo del marcador, con 48-36. El estaticismo importunaba al Regal Barça, pero su posición ventajosa hacía que no aflorara ningún tipo de ansiedad como hacía en los vascos. Desasosegados por tiros que, repetidamente, no hacían diana; por rebotes ofensivos buscados con ahínco pero reservados para las manos de los interiores azulgrana, que recuperaban poderío; por las faltas que llevaban a la posición más ventajosa para los culés: el tiro libre; por la persistencia en el fallo de Vasileiadis...

Coger impulso para saltar...

El regreso de Mumbrú al campo movía el casillero bilbaíno, merced a un rebote ofensivo justo debajo del aro. Pero Pascual ya había puesto a punto la máquina, la que no necesita el acierto ofensivo para seguirse mostrando superior al rival. Una jugada resume la aceleración bilbaína para coger con fuerza la rampa y saltar el muro. Mavroeidis recibe en el poste bajo, pivota ante Ndong para acabar cayéndose torpemente al suelo, regalando el balón a su rival. 54-40 al final del tercer cuarto. Una renta superior en 5 puntos a la del descanso, pero con finales bien diversos.

La actitud de combate no cesaba al inicio del cuarto. Y ahí sí tenía recompensa. En dos minutos recortaban la diferencia en 7 (54-47). Blums, Fisher y Banic obligaban a Xavi Pascual a pedir tiempo muerto y a Paco Vázquez a pedirle a los hombres de negros de la grada que siguieran creyendo.

El asalto bilbaíno ya estaba preparado. No parecían los bilbaínos de instalar la escalera para subir paso a paso el muro. Su impulso les llevaba a coger la rampa para volar por encima de los culés, que a menudo se mostraban infranqueables. Tanto como Fran Vázquez machacando la primera canasta azulgrana en el último cuarto pasados tres minutos.

...y encontrarse a Navarro en el aire





Fisher, con el que el Bizkaia Bilbao encadenaba mejores minutos que con Jackson, anotaba un triple para continuar el asalto. Navarro, desde lo más alto, se encargaba de comandar la defensa del fuerte, tomando la responsabilidad de la ofensiva. Que no acababa de ser todo lo exitosa que querría el Palau Blaugrana. El Bizkaia Bilbao Basket estaba sólo a 6 (58-52), aunque también para ellos anotar era una tarea de precisa cirugía.

Navarro devolvía el ambiente colocándole un balón a Fran para su cuarto mate. Y lo volvía a hacer con una de sus penetraciones, que acababa con uno de sus clásicos saltos de celebración, ondeando el brazo con el puño cerrado. Esos gestos del genio que muestran la confianza de tener algo muy muy cerca.

Vasileiadis (15 puntos) lo negaba con dos triples. El griego jamás se cansará de creer que sus tiros pueden entrar. Y creer es ponerse a cuatro puntos a dos minutos del final. Y, de genio en genio, Lorbek aparecia, con cinco puntos seguidos. Si había asesinado silenciosamente en el primero, en este había tenido la boca cerrada hasta ahora, para hacer explotar en ruido al Palau. Hasta que Navarro, siempre Navarro, se sacaba de la chistera un triple estratosférico. Rompiendo las barreras del sonido. Anunciando el fin del mundo. Eran diez de distancia (70-60) para un solo minuto. Insuficiente (74-67). Segundo golpe. Navarro acabó poniendo el puño.

viernes, 10 de junio de 2011

Baloncesto ACB play off final (partido1º) 2011

Crónica

Lorbek lidera un Regal Barça que se comió la confianza bilbaína (74-64)
Polos opuestos en el primer partido de la Final ACB. Al Regal FC Barcelona le sobró confianza en un encuentro que Lorbek (24 puntos, 6 rebotes) hizo parecer fácil ante un Bizkaia Bilbao Basket que tardó demasiado en quitarse el miedo de la cabeza. Dominio catalán claro, a pesar de los 10 puntos de ventaja finales
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Resultado 74-64
General 1-0

Barcelona, 9 jun. 2011.- El Regal FC Barcelona se llevó el primer partido de la Final ACB por (74-64) dominando a placer un partido en el que sumo desarmar al Bizkaia Bilbao Basket desde el primer minuto. El equipo de Xavi Pascual aprendió perfectamente la lección de la Final del año pasado y puso en práctica el mensaje de la previa: "el favoritismo hay que demostrarlo en la cancha".

Así desplegaron su mejor defensa, aprovecharon la ventaja física en el juego interior y no permitieron que los debutantes en una final entraran en ningún momento en el partido. La confianza resultó ser un vaso comunicante: la del Regal Barça rebosaba mientras la del Bilbao Basket se escurría. Le vino grande el partido a los hombre de negro, que pagaron sin duda la inexperiencia en un partido que nunca estuvo en sus manos.

Frío en pleno junio




En la previa dijo Fotis Katsikaris que su equipo no venía a disfrutar, sino a competir. Sin duda sus pupilos lo creyeron, pero la consecuencia fue que salieron agarrotados y fríos a una Final que, en los primeros compases, parecía venirles grande, en parte por la habitual defensa blaugrana y en parte por la magnitud del partido, aún no perfectamente calibrada en los primeros minutos.

El acierto interior de Lorbek y Perovic (11 puntos el primero y 14 de valoración el segundo en el primer cuarto) permitió ventajas de hasta 15 puntos (22-7) ante un Bizkaia Bilbao Basket que intentaba correr con Aaron Jackson, pero no encontraba la soltura y el descaro que habían mostrado durante todo el Playoff. La gran virtud del equipo vizcaíno durante todo este Playoff fue la valentía, jugar sin miedo y sin imponerse límites. Todo eso desapareció en el primer cuarto.




Navarro toma el mando de la prensa hidráulica

Sin embargo, salieron vivos. Cuando el problema está en la cabeza, la solución suele estar en el corazón. En la última acción del primer cuarto, Terence Morris encara el aro tras un magistral pase de Ricky Rubio y se dispone a matar sin compasión… pero Hervelle le planta cara, comete la falta, pero evita el mate. El mensaje estaba claro: aún estamos aquí y vamos a luchar. De haber reculado el belga, quizás ya no hubiera habido partido en la cabeza de los visitantes.

El segundo cuarto empezó con un tímido 0-4 para los de Katsikaris sacando, por fin, provecho a sus transiciones. Vasileiadis metió su primer triple para reducir la diferencia a 7 puntos (28-21) y dar la alerta a un Regal Barça que había perdido el acierto momentáneamente. Así lo pareció hasta que Anderson y Navarro se encargaron con un parcial de 6-0, de volver a tomar el mando del marcador (34-21).




El Bilbao Basket vivía de destellos de Jackson y de una confianza en el ataque estático que tímidamente iba creciendo, mientras el Regal FC Barcelona dejaba escapar oportunidades de marcharse en el marcador por falta de buenas sensaciones en el tiro. Con 34-25 en el marcador, los de Katsikaris se pusieron en zona y Navarro respondió tomando las riendas del ataque.

Motivado por un par de errores anteriores por milímetros, se sacó de la chistera una jugada de carácter que, además, lastró la recuperación psicológica de su rival. Entraba Jackson a canasta con camino libre… hasta que se cruzó Ndong con un gran tapón. Navarro recogió el balón, dribló a Mumbrú con un extraordinario autopase y no dudó en convertir un triple a pesar de tener a tres compañeros solos debajo del aro. Esta la meto, pensó sin dudar. Del posible 36 a 28 se pasó al 39 a 26. El rodillo blaugrana tenía apariencia de prensa hidráulica, bajando milímetro a milímetro, sellando la primera parte en un claro 43-31.



Vuelve el rodillo, desaparece el Bilbao Basket

Empezó la segunda parte y nada pareció cambiar. Es más, se agudizaron los detalles. La altura blaugrana seguía machacando a los bilbaínos en los dos aros (16 rebotes blaugranas al final del tercer cuarto) y el Bizkaia Bilbao Basket seguía sin encontrar la salida a su ataque. Lo intentaran por donde lo intentaran, el resultado siempre era el mismo y la desesperación crecía minuto a minuto.

No había margen para la épica porque los visitantes no podían entrar de nuevo en el partido, todos las virtudes que les habían llevado hasta aquí habían desaparecido y producían el efecto contrario: con miedo, sin velocidad. Así fue cómo se fraguó el mortal parcial de 11-0 que cerró Grimau tras una combinación de genio e intensidad de Rubio para alcanzar la máxima ventaja hasta el momento: 24 puntos (57-33).

Acabó el cuarto frío, con un equipo visitante desencajado y un equipo local que podía permitirse el lujo de repartir minutos entre sus hombres importantes. 64-40 con aún 10 minutos por jugarse. ¿Acabados? Desde luego que no. Un triple de Paco Vázquez y dos tiros libres de Fisher culminaron un parcial de inicio de 2-10 (66-50) en el cuarto cuarto.



El Bizkaia Bilbao Basket sabía que cada segundo de esta final era importante y que no iban a tirar un partido por muy cuesta arriba que se pusiera el marcador. Siguieron luchando hasta llegar a recudir la ventaja a 12 puntos (70-58). Llegó entonces la mejor defensa bilbaína, mucho más intensa que en ningún otro momento, más arriesgada (con 2 contra 1 a media cancha), dejando claro que quizás este partido no se podía remontar, pero aún quedaba mucha Final por delante.

Demasiado miedo para un Bilbao Basket que se topó con un equipo muy sólido plagado de gigantes como Lorbek, autor de una lección de su baloncesto silencioso, engañosamente sencillo y sutil. Tan sutil como pueden ser 24 puntos, 6 rebotes y 27 puntos de valoración. El primer golpe lo dio él, el primer round fue claramente blaugrana a pesar de ganar sólo por 10 puntos.

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